Después de tres años fuera del cuadrilátero, Manuel “Supermán” Vázquez regresa al boxeo profesional. Lo hará este 2 de agosto en Caracas, Venezuela, en una pelea internacional por el campeonato mundial de peso wélter, avalado por la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Pero su regreso no es solo deportivo: es personal, simbólico y también profundamente social.
“Esto es algo mío, nadie me lo dio. Es personal”, dice con serenidad, mientras describe la disciplina extrema con la que se ha preparado. No vuelve por hambre, como suele decirse del boxeador que necesita, sino por decisión. “Tengo estabilidad, soy empresario. Lo hago por pasión. Por el gusto de tirar golpes”.
Su historia empieza mucho antes de los reflectores. Fue patinador profesional en su adolescencia, compitió en olimpiadas juveniles y conoció la presión de alto rendimiento desde niño. Pero en el boxeo encontró algo distinto: una disciplina total. Un combate real. Una exigencia absoluta del cuerpo y del espíritu. “Me encanta esa adrenalina. El momento en que te ponen los guantes en el vestidor. Saber que vas a darte en la madre con alguien que también se preparó. Es un nervio que disfruto”.
Ganó por nocaut un título internacional en Costa Rica en 2022, pero después se alejó de este deporte por motivos familiares y por decepción con el manejo del boxeo profesional en México. Fue entonces que, junto a su mejor amigo, fundó una empresa de chiles secos y semillas, que hoy le da libertad económica para dedicarse de lleno a entrenar. Esa independencia es clave: es su propio jefe, y puede aceptar peleas donde sea que le abran la puerta.
Esta vez, la puerta es grande: Caracas, Venezuela, el 2 de agosto, en el hotel Tamanaco. Ahí se jugará un título mundial. En el evento estarán figuras como “El Travieso” Arce, Emmanuel “Vaquero” Navarrete, y Jorge Linares “El Niño de Oro”. Él lo sabe: esta es su oportunidad de reescribir su historia. “Voy dispuesto a traerme ese título; estamos listos, tengo un equipo sólido, y esto es algo que vengo planeando desde hace tiempo”.
Se ha rodeado de un equipo de élite: su entrenador es Jorge Barrera, hermano de Marco Antonio Barrera, que también lo entrena. Además, cuenta con nutricionista, médico, chef, entrenador físico, coach de carrera, y especialistas en recuperación para las etapas más exigentes. “En los últimos días te tienes que deshidratar durísimo. Y necesitas expertos, porque te puedes dañar los riñones o el cerebro si lo haces mal”.
Lo suyo es boxeo de contacto real. Directo. De choque. “Yo soy agresivo en el ring. Me gusta ir al frente, dar espectáculo, pelear para el público. Pero también sé moverme. Me gusta observar a mi oponente en el momento, leer sus movimientos. Ahí decido por dónde me voy”. No es un peleador de libreto, sino de instinto. Uno que vive el combate como una conversación física, como un duelo de intuiciones.
Este regreso no es improvisado. Aunque estuvo fuera del ring, nunca se dejó caer. Corrió maratones, entrenó con su sobrino, se mantuvo en movimiento. “Yo me preparo al cien para que no exista el ‘hubiera’. La derrota no me da miedo. Lo que me dolería es no haberme entregado por completo”. Ha visto amigos talentosos quedarse en el camino por falta de disciplina. Él, en cambio, vive en una mejora constante.
Fuera del ring, “Supermán” también está levantando un proyecto social: una fundación que apoyará a personas con problemas médicos y a deportistas jóvenes que buscan ir a Olimpiadas, para que no terminen boteando en los semáforos. “No voy a cambiar el mundo, pero puedo poner mi granito de arena. Todo lo que gane en el boxeo va para eso”.
No piensa quedarse quieto: tras esta pelea en Venezuela, tiene planes para participar en ICEFIGHTRUSIA —un torneo internacional de boxeo sobre patines—, y en BKFC, una liga profesional de pelea con nudillos desnudos. “Este año andaré muy movido. Es un reto físico, pero también mental. Me apasiona experimentar nuevas formas de contacto”.
Apoyado por su representante Ignacio Michell Ontiveros, respaldado por empresarios y guiado por un equipo con hambre de grandeza, Manuel Vázquez vuelve. No para perseguir un cinturón. Sino para pelear por algo más profundo: el derecho de seguir soñando con los puños bien puestos.



Fotos cortesía de Manuel “Supermán” Vázquez