Por Romina Guardino
Fotos a la “Tarantino’s vibe” para un artículo mordaz, polémico y de queja, que, como buena italiana, yo también me quejo.
No sé qué tanto poder tendrán estas palabras y estas fotos, pero por lo menos trataré de desahogar el coraje que me han dado estos días y también desnudar pensamientos que he tenido durante este largo periodo de inconformidad y crisis social.
Vamos a sincerarnos: ¡el sistema de streaming para los artistas apesta!
Le echamos tantas ganas, tanto esfuerzo, tanto dinero; nos endeudamos, sacrificamos gastos, invertimos nuestros ahorros para que nuestra música suene y vibre con ustedes. Esa música que con el corazón tan abierto y honesto hacemos, que con talento y preparación creamos… para que un día tu agregadora elimine de una plataforma todo un disco completo, sin posibilidad de réplica, o con la mísera posibilidad que va de 7 a 14 días hábiles.
A ti, que nunca pagaste bots ni cosas artificiales, que siempre creíste en los streamings sinceros y orgánicos, aunque no fueran muchísimos; que no tienes respaldo ni forma de dar evidencias y expresar: “¡No fue mi culpa!”.
Y que tu primer disco —tu primer bebé, parte de tu proyecto de vida— se vea silenciado. Esto es un acto muy violento. Sentí mucha frustración, sudor y ansiedad. Ver que realmente se lavan las manos, que es este mismo sistema el que te hace daño. Que, por lo que nos pagan, debería agradecerles y buscar la oportunidad de promocionar mi música de otra forma.
De todas formas, pongámonos nuestra mejor actitud proactiva y solucionemos. Gracias a @lennon que me está ayudando y a todos los mensajes y sugerencias de colegas y amigos.
Esto pasó por una razón, y la razón es visibilizar esta vulnerabilidad, dependencia y precariedad de nosotros, los artistas, sobre todo los independientes.
De lo desamparada que te puedes sentir en este sistema que te consume de una forma abusiva y normalizada.
Ok, tenemos otras formas de ganarnos la vida y siempre la encontraremos a través del arte y de nuestra música. Pero, ¿no se supone que eso en lo que invertimos tanto para que nuestra música sea escuchada y para crear más música debería dejarnos también algo de dinero? ¿O es solo una carta de presentación?
¿Por qué sentimos que estamos “limosneando” cada vez que hacemos un estreno? Y, a nuestras espaldas, mientras nosotros ganamos centavos, los millonarios se hacen más millonarios a través de nuestro arte y de sus suscripciones.
Necesitamos números inflados y entonces el mismo sistema crea trampas fraudulentas, en las cuales yo no caí, pero tuve la desfortuna de vivir una… ¡SIN MI PERMISO, SIN MI AUTORIZACIÓN, SIN MI RESPONSABILIDAD!
Cuando puedan, escuchen o descarguen en otras plataformas más “humanas” este disco “Grita y Ríe”, que hicimos con todo el amor posible en 2013 y que ahora se ve silenciado por una plataforma que tanto hemos promocionado, “elevado” y consumido, pero a la que realmente no le importa ningún miserable centavo de dólar que nos paga por nuestra música.
Fotografías de Fer Carrasco




