Gottfried Benn: la belleza de la violencia

Gottfried Benn: la belleza de la violencia

Por Jesús Nieto

Que a los 26 años un médico haya publicado Morgue y otros poemas (Morgue und andere Gedichte, 1912) en Berlín, que a la semana de comenzar a circular las 500 copias se haya agotado el tiraje y que cuatro años después haya sido censurado el poemario puede darnos una idea de lo subversivo y provocador de su contenido.

A más de un siglo de distancia, la lectura pasmosa de un libro así vuelve a causar desconcierto y fascinación al mismo tiempo. Gottfried Benn es un poeta poco conocido y poco leído en México. De ahí que sea de celebrarse la iniciativa de Sauvage Atelier de reeditar una traducción del chileno Daniel Rojas Pachas, quien en su nota al texto sostiene que la propuesta consiste en: “cuidar la estructura y brío de los versos en lugar de adornarlos, ajustándolos a fuerza a la sonoridad del español”. Sin saber alemán, uno percibe en las versiones al español ese afán del traductor y su cuidadosa construcción de los versos que es al mismo tiempo contundente y de una belleza reveladora. 

Para jugar con la metáfora de la profesión médica se podría decir que los poemas de Benn dan la impresión de cortar con la precisión de un bisturí y muestran la crudeza de la condición humana en sus tajos limpios. Sostiene el mismo Rojas Pachas: “Benn tiene la capacidad de iluminar espacios oscuros […] El poeta resalta zonas anómalas que son claves para entender ideas como la juventud, la belleza, el vitalismo, el amor, la ternura y la redención, pero a través de cristales llenos de barro, sangre y otras excrecencias”. 

En “Pabellón de parturientas” Benn ofrece un cuadro que podría ser una fotografía periodística si no fuera porque la voz poética deja caer su observación y su reflexión: “Las mujeres más pobres de Berlín/-trece niñas en cuarto y medio,/ putas, marginales, prisioneras-/retorciendo su cuerpo y sollozando./En ningún otro sitio se grita tanto./En ningún otro sitio el sufrimiento y dolor/importa tan poco/porque aquí siempre grita algo.” No casualmente este poema va precedido de “Réquiem”, que comienza con la siguiente estrofa: “Dos en cada camilla. Hombres y mujeres/en cruz. Hacinados, desnudos, pero sin dolor./El cráneo abierto. El torso partido a la mitad. Los cuerpos/pariendo por última vez”. 

El juego liminal entre la vida y la muerte se sucede una y otra vez en los poemas cortos de este autor que pareciera haber tomado muy en serio las consignas expuestas por Charles Baudelaire unas décadas antes en Las flores del mal y El spleen de París, dos obras paradigmáticas que contribuirían a la ruptura de las tradiciones literarias en Occidente. No es casualidad que más tarde se diría que Benn era un precursor del expresionismo alemán.

Son apenas nueve poemas los que conforman el libro original de Benn, y en la edición de Sauvage Atelier se suman tres más para ofrecer un panorama amplio de la poesía del autor germano. Los tres textos extra se sitúan en ámbitos exteriores, ya no se circunscriben a los pabellones hospitalarios, aunque es inevitable percibir la mirada perspicaz del médico, como cuando en “Frente a un maizal” dice la voz poética: “yo prefiero la profunda ópera de la amapola./Te hace pensar en sanguinolenta ropa y menstruación./En sufrimiento, quejidos, hambruna, y estirar la pata-/en pocas palabras: el turbio derrotero del hombre.” Como si frente a cualquier paisaje fuera inevitable evocar la violencia de la vida.

Leer ese último poema me remitió a uno, muy distinto, del veracruzano Francisco Hernández, uno de nuestros más reconocidos poetas mexicanos contemporáneos. La recurrencia de la imagen de la amapola sería la referencia obvia, pero más allá de eso también hay una aproximación semejante en cuanto a la poética. Acaso en el poema 14 de su serie Paterson, la horrible (Odioso caballo, Almadía, 2016), para Hernández también sea inevitable dar con significantes oscuros de la condición humana cargados de ironía. “Giros negros/alrededor de un arma/de las llamadas/ ‘cuernos de chivo’/bañada en oro.//Todas las pistas/son falsas,/aun las de aterrizaje.//Crece más frondosa/la amapola/cuando la riegan/con sangre fresca.”

El motivo de la amapola sirve tanto en el caso del veracruzano como en el del poeta originario de la Alta Sajonia para hablar de la sangre, si bien en ámbitos diferentes. El tono irónico de Hernández va llevando a un distanciamiento que cruza la raya hacia un humor mordaz con el juego de palabras a partir de la pluralidad de connotaciones de la palabra “pistas” y luego cierra con la imagen que alude a las incesantes muertes por violencia. La realidad cotidiana y atroz del crimen organizado se revela como un contexto del que la mirada del poeta no puede sustraerse, sino acaso ofrecer una posibilidad de dar testimonio. 

El mundo que vivió Benn en el preludio de la Primera Guerra Mundial era muy otro. Desde su experiencia como médico en aquel Berlín anterior a la República de Weimar él supo leer la necesidad de hablar de su entorno con la crudeza necesaria para chocar de frente con la moral de la época. Todos los días nos enteramos de noticias atroces en medios nacionales y extranjeros. Leer sobre los hechos desde la consciencia de la mirada poética acaso sea una de las maneras posibles de combatir la indiferencia.

Morgue y otros poemas de Gottfried Benn se publicó en 2024 bajo el sello Poesía de Sauvage Atelier en León, Guanajuato. https://sauvage-atelier.com/

Jesús Nieto estudió Sociología en la UNAM y Literatura Comparada en la Universidad Autónoma de Barcelona. Se desempeña actualmente como investigador posdoctoral invitado en la sede Forum de la Universidad de Guanajuato Campus León con apoyo de la Secihti, así como profesor de asignatura en la Universidad Iberoamericana León. Ha publicado los poemarios Memoria itinerante (Ultramarina, 2019) y Preludio del alba (Itacatl/Gato tuerto, 2021).