Por Diana Glez
No paro de perseguirme,
aunque a veces no sepa
a dónde voy;
corro en círculos desiguales,
es que cada reloj es tan distinto.
La calma parece asustarse
y, cuando la miro al espejo
huye de mi rostro
y en cambio,
las manecillas se aceleran
¡Qué ironía!
Pareciera que el tiempo
quiere alcanzar al tiempo
como dos animales en plena cacería
y a quien terminan devorando es a mí
Entonces, despierto tarde,
desayuno tarde,
trabajo tarde,
como tarde,
quiero tarde,
disfruto tarde,
duermo tarde
y vivo demasiado tarde…
Aunque nunca sepa la hora exacta
en la que debo llegar;
lo que sé es que nunca me espero,
ni volteo a verme con cautela,
ni me pregunto nada,
no vaya a ser que demore mucho
para saber cómo estoy.
ahora solo sé que soy adulta,
he dado con la verdad,
la muerte se ha de acercar un día,
y yo, me he olvidado de vivir.