No soy el único: entre la honestidad y el simbolismo. Entrevista con Daniel Hurtado

Por Armando Noriega

La tarde de la reunión, Daniel Hurtado se mostró tranquilo, casi incrédulo, como si la cita marcara un punto irrepetible en su vida. Era su primera conversación formal sobre No soy el único, su recién publicado poemario. Sentado frente a mí, sostuvo entre sus manos el libro, tímido pero orgulloso. Es la primera entrevista para la obra, que acaba de salir de imprenta, confesó con una sonrisa.

El libro, editado por Los Libros del Perro, con una portada de Joel Ossorio y la dirección editorial de Zel Cabrera, ya despertaba curiosidad. Un título que parece sencillo, pero que oculta un grito universal: No soy el único, una conversación con el Otro. 

Un proceso introspectivo

Le pregunto sobre el origen de este proyecto. Fueron dos años de trabajo, comienza. Los poemas, según explica, son profundamente autobiográficos. La literatura es una representación de la realidad; por más que uno quiera ser fiel, hay cosas que no puedes narrar tal como sucedieron.

El hilo conductor del libro es, para Hurtado, una exploración de la masculinidad. Critico estas normativas, estos moldes que nos imponen desde niños. Hay poemas para un ex, lugares que he habitado, y una constante búsqueda de entender qué significa ser hombre en una sociedad como esta.

En una época de su vida, Daniel sintió la necesidad de confrontar estas ideas, cuestionarlas y convertirlas en poesía. Su formación en la Facultad fue el punto de partida. Pero pronto se dio cuenta de algo importante: Estudiar Letras no significa aprender a escribir. En la Facultad te enseñan a analizar, no a desarrollar tu voz literaria. Ese vacío lo llenó rodeándose de colegas que admiraba y confiando en el acompañamiento de Zel Cabrera, quien, asegura, fue clave en todo el proceso.

La honestidad como arma y escudo

La honestidad de Daniel no es algo que pase desapercibido. Conservar los nombres reales fue una decisión difícil, admite. Hablar de su propia vida, de relaciones pasadas, de familia, tiene un costo que aún no termina de calcular. Mi mamá leyó algunos poemas y se incomodó, pero al final lo entendió. Sé que habrá discusiones familiares por lo que escribí, aún así, preferí ser congruente conmigo mismo.

En su obra, Hurtado no esquiva las dificultades de ser un hombre gay en una ciudad conservadora como Morelia. Sin embargo, aclara que no busca que su orientación sexual sea el centro de su identidad. Quiero hablar más desde la violencia que he vivido y no solo desde los clichés. Respeto la diversidad, pero no todos nos sentimos representados por lo que se suele mostrar.

Entre mitología y cultura pop

Daniel mezcla simbolismo y cultura pop en sus versos. No puedo dejar atrás mi formación, señala. El Minotauro, los astros y frases de la sabiduría popular conviven con Amanda Miguel y telenovelas como Betty la fea. ¿Quién no ha cantado una canción despechado? No hay que menospreciar lo cotidiano.

Este equilibrio se nota en lo visual de sus poemas. Leo mucho narrativa; me ayuda a ser consciente de los espacios. Claro, el cine y las series también tienen su influencia.

Rediseñar la masculinidad

Uno de los objetivos del libro es cuestionar la crianza de los hombres. Hurtado habla con una claridad que desarma: No quiero imponer mi verdad, solo que el lector reflexione. Las normativas sobre la masculinidad no afectan únicamente a la comunidad LGBT; nos dañan a todos.

La empatía y el perdón son ejes de su proceso creativo. Escribir me obliga a enfrentarme a mis luchas internas. A veces terminaba emocionalmente agotado, confiesa. Pero siempre tuvo en mente al Otro: Espero que quienes lo lean encuentren algo de justicia poética, que se identifiquen, que se vean reflejados.

El cierre de un círculo

Mientras terminamos la charla, Daniel sostiene su libro con una mezcla de orgullo y vulnerabilidad. No soy el único no es solo un poemario; es una ventana al alma de un autor que, con valentía, desentierra sus emociones y cuestiona lo que otros dan por sentado.

Antes de despedirnos, Daniel dice algo que resume todo: Escribir este libro fue como mirarme al espejo y reconocerme. Ahora solo espero que alguien más vea en mis palabras un reflejo de su propia historia.

El sol de media tarde se filtra por la ventana, iluminando la portada que miro desde la pantalla. Es, quizás, un símbolo perfecto del camino que recién comienza para este autor que, con honestidad y congruencia, ha decidido alzar la voz.