Contradeseo está atravesado por mis reflexiones sobre el feminismo. Entrevista con Gloria Susana Esquivel

Por Laura Valeria López Guzmán

En entrevista para Semanario Punk, la autora colombiana, Gloria Susana Esquivel, habló sobre su más reciente libro Contradeseo, el cual narra la historia de una mujer que termina viviendo en el apartamento de sus amigos, quienes son pareja, porque ella se acaba de separar. Dentro de esta novela aparecen temas como la amistad, principalmente entre mujeres; esos deseos que no controlamos y, que cuando no podemos consumarlos, buscamos saciarlos con compras y cosas materiales, causando así cuestionarse la relación que hoy en día tenemos con los objetos y el papel del capitalismo en nuestras relaciones y vínculos. Dentro de estás páginas también nos encontramos con el feminismo, el cual la también docente del Instituto Caro y Cuervo ha buscado plasmar en sus escritos desde hace un tiempo.

Hablemos del deseo y de esas pulsiones que nos llevan a hacer ciertas cosas que ni nosotros mismos imaginábamos

Una de las cosas que me interesaba explorar en Contradeseo eran todas las aristas del deseo. Por un lado, me interesaba explorar la idea de lo que se nos dice que debemos desear como mujeres: esto es una familia, tener un buen marido e hijos. Pero ¿qué pasa cuando tenemos eso y aún así nos sentimos insatisfechas? ¿Qué pasa cuando después del vivieron felices y comieron perdices, las perdices nos indigestan? Esto está vinculado también al sistema económico en el que estamos. El capitalismo tardío nos dice que, si no obtenemos la felicidad a partir de nuestra familia, pues podemos comprarla. Tal vez, la felicidad esté si compro el último modelo de iPhone o las boletas de Karol G, y al final nuestro deseo se ve invadido por un impulso consumista. Conozco personas que como forma de combatir la ansiedad llenan el carrito de compras en Amazon o en Shein para sentirse un poco mejor. Entonces ahí vemos un desplazamiento del deseo. Y, por otro lado, en la novela aparece el deseo sexual y qué podemos hacer cuando deseamos al esposo de una amiga, por ejemplo. ¿Lo deseamos realmente o solo porque hay un impulso de destruir el orden? ¿Lo deseamos realmente o queremos tener la vida de nuestra amiga que se ve mejor en apariencia? 

La amistad es uno de los ejes de su novela, ¿cómo entiende usted este concepto y qué la llevó a escribir sobre él?

La amistad es un tema que me obsesiona. Primero porque siento que narrativamente es muy rico, tal como lo ha mostrado la escritora Elena Ferrante en sus novelas, pero también porque siento que es un territorio en donde se juegan muchas pulsiones. Sobre todo, en la amistad entre mujeres. En mis experiencias con amigas y examigas he tenido relaciones en donde los roles se difuminan y mis amigas se han convertido en juezas, jefas, madres, o viceversa.  Y eso me parece muy extraño. ¿Por qué nos sentimos con la capacidad de comentar, opinar, juzgar y castigar las decisiones de una amiga si, por ejemplo, ella decide volver con su ex? En ese sentido me parecía que el marco de una amistad que se ve complejizada por la necesidad de tener que compartir un espacio muy reducido era muy fértil narrativamente, pues podía mostrar las diferentes caras de los personajes y complejizarlos. 

La literatura como vehículo para narrar sucesos de la realidad

Algo que me parecía muy importante a la hora de escribir este libro era lograr plasmar la experiencia de ser una mujer joven, tal vez entre los 20 y los 26 años, porque yo sentí que ese momento en mi vida fue un momento muy confuso en donde me sentía dueña del mundo y a la vez estaba muy confundida sobre por qué el mundo no me daba todo eso que yo deseaba. En ese sentido, me parecía muy importante escribir una historia que estuviera anclada a la realidad, también por lo que mencioné anteriormente, de cómo me obsesionaba la idea del consumismo y el lugar que le hemos dado a los objetos. Por esa razón quise escribir una historia que, primero, tuviera un lenguaje concreto, seco, que diera cuenta de esa realidad material, y, segundo, quería hablar de elementos que hacen parte de la cotidianidad de estas mujeres jóvenes. Por eso en este libro aparecen las redes sociales, los mensajes de WhatsApp, pero también los tampones, todas las cosas que nos anclan a la realidad material. 

De acuerdo con lo anterior, ¿cómo ha sido escribir sobre la mujer en Colombia y el feminismo de esta época?

Esta historia está atravesada por mis reflexiones sobre feminismo. Además de escribir y de enseñar, desde hace seis años tengo un podcast sobre género que me ha permitido reflexionar sobre feminismos y también hacerme un camino propio y explorar mis propias experiencias de vida desde este ángulo. En este libro hay temas que hacen parte de estas reflexiones como los trabajos del cuidado, la relación que establecemos con el trabajo doméstico, la maternidad y el deseo. Creo que son temas sobre los cuales me interesa mucho seguir reflexionando pues hacen parte de mi cotidianidad y son temas que me han atravesado en preguntas vitales que me han llevado a tomar diferentes decisiones en mi vida. Creo, también, que a pesar de que en Colombia hemos conquistado muchos derechos, sobre todo en el ámbito reproductivo, muchas de estas preguntas siguen atravesando la cotidianidad de las mujeres y en este sentido me parece pertinente seguir escribiendo sobre estos temas. 

Hablemos del papel de la mujer en la cultura, principalmente el aumento de escritoras, y escritoras colombianas en la actualidad

Me parece que estamos en un momento muy interesante en el que el campo literario se está expandiendo. Hay un montón de escritoras y escritores jóvenes que están teniendo la posibilidad de participar en la esfera pública y de poner a circular discursos plurales que nos muestran que no hay un solo relato de país y que no hay un solo relato cultural. Creo también que la escritura es una respuesta a la lectura y que entre más amplio sea el campo literario, va a haber muchísimos más lectores y lectoras que querrán continuar escribiendo. Hay una consigna feminista que me gusta mucho que dice que las mujeres, como las aguas, cuando se juntan se crecen y creo que eso mismo está ocurriendo en el panorama literario actual en Colombia. Las mujeres han encontrado que es posible publicar libros en donde pueden contar sus historias y esas historias llegan a lectoras que, a su vez, quieren escribir más y así seguir ampliando el campo literario y llenándolo de nuevas voces.