Adolfo Serra, El bosque dentro de mí

No somos conscientes

de cómo salva el arte.

Adolfo Serra

Por Armando Noriega

La cafetería de la librería Rosario Castellanos, del Fondo de Cultura Económica, se ha convertido en sala de juntas y reuniones para mí, por ende, en locación para el trabajo periodístico que realizo: entrevistas.

Recibí la invitación a conversar con el ilustrador español Adolfo Serra, por su más reciente obra pictórica, El bosque dentro de mí, la cita: jueves al medio día. En un acto insólito en mi vida diaria, llegué un par de horas antes al encuentro: busqué con la mirada el mejor lugar y tomé asiento. El café y alguna lectura de ese momento me acompañaron a la espera de nuestro entrevistado.

Adolfo Serra nace en España en 1980, ilustrador y poeta del dibujo en acuarela, seduce visual y literariamente al lector bosquejando en experimento la hoja en blanco sin emplear la palabra escrita.

Artista nato que examina la ilustración infantil y juvenil en distintos tonos, diversas formas, sobre todo, promoviendo la reflexión y el pensamiento propio de los infantes. Serra no siempre se dedicó al arte del dibujo, experimentó, en años atrás, la profesión de publicista, con ello, cuenta que desde pequeño su madre lo impulsó a la enseñanza y el juego con colores, lápices y hojas.

“Tengo recuerdos de la infancia en el que mi madre me dibujaba e instruía. Luego, sin saber, el dibujo me acompañó como pasatiempo: jamás pensé que esto se iba a convertir en mi facultad. Estudié publicidad, ciertamente, con la idea que te meten en la cabeza de buscar una profesión, un empleo: el oficio artístico y creativo no son ni serán estables”. Comenta el autor de El bosque dentro de mí.

Posteriormente, Adolfo retoma su pasión de la infancia y toma la decisión de ingresar a la Escuela de Arte No. 10 de Madrid: a partir de ese momento, la ilustración se convirtió en su oficio y, gracias a ella, ha recorrido diferentes países, ha experimentado con el lápiz, pinceles y colores que le permiten conectar de modo íntimo con la creatividad.

“Al volver a estudiar sentí cierta inconformidad conmigo mismo por la edad, me sentía mayor: pensaba que no tenía talento, conocimiento; este sentimiento surge a raíz de observar el vivir de mis amigos con un desarrollo profesional, una formación establecida, me preguntaba, ¿qué estoy haciendo con mi vida? ¡Qué caos!”. Recuerda Adolfo.

Prosigue: “Una vez superada la incertidumbre, el miedo, fue cuando comprendí la felicidad que la ilustración traería consigo. Claro, no deja de ser un trabajo, una actividad profesional. Hay ocasiones en las que debo ilustrar algo con lo que me cuesta conectar; como en todo,  hay papeleo, estrés, viajes: eso sí, mi vida fluyó más desde que tomé aquella decisión”.

El ilustrador español cuenta con aproximadamente sesenta obras publicados. Para el autor, crear libros para adultos, niños y/o adolescentes, no encuentra diferencia, como el mismo comenta: “Los jóvenes tienen una mentalidad abierta, pero también más exigente”.  

En la actualidad, los avances tecnológicos y la virtualidad han hecho a las nuevas generaciones una producción de instantaneidad. La información debe divulgar el mensaje en segundos y ser atrayente visualmente, si no, es desechada.

“Eso me preocupa. Comparo nuestra infancia con las de ahora: no fui un nativo digital, tuve un móvil hasta muy adulto. Lo que me sucedía de pequeño es que me aburría: el aburrimiento es clave para fomentar la creatividad. De niño buscas con qué entretenerte: coges un palo, una roca e inventas algún juego. Para las infancias de ahora no existe tiempo para la aburrición, siempre tienen que apreciar o realizar en estos dispositivos consumiendo cualquier producto de toda índole. Me da un poco de pena, los estamos acostumbrando a vivir de una forma instantánea sin valorar los tiempos de reflexión y de creación”. Serra efectúa una introspección. 

Por ese motivo, en sus obras, el ilustrador comunica a través del arte distintas formas de manifestar los pensamientos: “Que no sea un acto de obligación. Cuando se impone una actividad, en este caso una lectura, creamos un rechazo. Los tomos que ilustro tienen la finalidad de generar preguntas en los lectores más jóvenes. Suscito un diálogo con una dirección interesante a la hora de crear actividades paralelas al ejemplar; después, un juego o un taller de dibujo relacionado con los personajes o, incluso, inventando un final con otra u otras figuras. Funciona. He visto la experiencia lectora. De esta forma ya no se utiliza el libro sólo como un objeto que se abre y se cierra. El pequeño al vivir el estudio lo lleva a seguir leyendo y a continuar jugando con otros textos: alimenta su curiosidad”.

Continua: “Los niños no son niños, son los futuros adultos. Si los acostumbras a leer,  a visitar museos, apreciar obras de arte, es alimento al fomento de su capacidad crítica y, al ser adulto, tendrá la destreza y la facilidad  de la discusión, el cuestionamiento, por tanto, cambiar un poco el mundo”. Comparte su punto de vista el autor e ilustrador.

Confinamiento mundial

Días de encierro e incertidumbre; de noticias catastróficas y miedo mundial. Para Adolfo, esto no fue impedimento, al contrario, fue motivo de creación, juego, sobre todo, de compartir.

“Ha sacado, en cierto modo, lo que llevamos dentro. Nos amplió lo positivo y lo negativo. Las redes sociales son complicadas, pero, han servido para conectar con otras personas de todas partes del mundo. Por ejemplo, yo me dediqué en la pandemia a exponer mis procesos de creación y a alentar a mis seguidores a crear y a  revelar lo suyo. El dibujo es una forma de expresión, el cual, contribuye  a soltar toda tensión”. Cuenta Adolfo el proceso de supervivencia al confinamiento.

El bosque dentro de mí

El bosque dentro de mí, es el libro ganador del concurso “A la orilla del viento” del Fondo de Cultura Económica, en México. Una obra ilustrativa que muestra al lector, sin palabras, sin historia escrita establecida, un sin fin de posibilidades imaginativas.

“Es un libro sin expresión escrita, donde el lector, sea niño o adulto, debe crear el relato a través de la sucesión de las ilustraciones. En esta obra retrato la naturaleza y sus maravillas, asimismo, la sorpresa o el miedo que nos puede transmitir. También, se percibe el cambio interior: la evolución de aceptar tu propio entorno. Me llena de satisfacción saber que cada mente crea y recrea su historia, un sin fin de narraciones”. Afirma, Adolfo Serra, para continuar:

“Los adultos al consultar el libro, hojearlo, siempre preguntan y llegan a la misma conclusión, como si hubiese un auténtico camino, como si fuese algo cerrado; los más jóvenes, en cambio,  se enfrentan al volumen de una forma mas abierta: un día estructuran una crónica, al otro, recrean un final completamente distinto al anterior. No trazan un sólo andar”.


El proceso creativo


“Un simple juego. En el transcurrir de los días realizaba una ilustración, pero, sin darme cuenta, el subconsciente trazó una historia. Seguí dibujando y descartando varios bocetos. Así surge El bosque dentro de mí”. Expone el entrevistado al cuestionar el origen de la obra ilustrativa.

La obra, El bosque dentro de mí, muestra un toque artístico, literario; asimismo, abre un sin fin de posibilidades pedagógicas: “Se han comunicado conmigo psicólogos para comentar que utilizan mi trabajo en las aula o en sus sesiones con diferentes niños para ayudar a proyectar ciertas situaciones. Nunca hubiese imaginado que el libro se utilizara con esa función: me parece precioso que alguien lo utilice así. Saber que es un canal para que los pequeños cuenten su historia. Sin duda, este acto ilustrativo tiene vida propia, y eso, precisamente,  le da sentido a mi labor”. Concluye Adolfo Serra, ilustrador español, para cerrar con la entrevista.  

El diálogo, de poco más de treinta minutos, cierra platicando de sus próximos trabajos y proyectos que pueden ser, para Adolfo, una oportunidad. Por ahora trabaja en los visuales de una obra de teatro y, como él mismo dice –entre risas- “más libros y lo que le traiga la vida”. Por otra parte, le apetece y ve la posibilidad de explorar la animación digital en el  mundo  cinematográfico.