@ABUNDANTE.NEGRA.MELENA/ ESTÁ TRANSMITIENDIO EN VIVO
Get ready with me, para verme con mi ex de hace 5 años. Holaaaaaaaa. Hola, a todos los que se están conectando. Minimiri, querida, holaaaaaaaaaaaaaaa. Qué gusto verlos por aquí.
Que bueno, que se conectan a este live. Me pone contenteeeeee verlos aquí y que me acompañen a arreglarme para este encontronazo con mi ex wey. Que en realidad acepte porque es momento de decirle la neta, de decirle que fue lo que pasó y que me de una explicación del por qué me hizo lo que me hizo.
Pues, resulta que hace unos meses yo iba toda diva a cambiar este suertecito del Zara. En plena calle del centro historíco, ahí sobre Madero, shí, ahí iba yo bien feliza, ya saben, bien soberbia, empoderada y contenta porque amigueees, me había comprado una talla M y resalta que ya soy S. Así que, pues, iba toda delgada y orgullosa de mi talla, cuando veo una pelona brillar a lo lejos, pero yo sentía la vibra de esa calva que brillaba más que mi anillo de compromiso.
(Por cierto, mañana subo el video).
Y oh sopresa, casi grito de la emoción.
¡Está calvo¡ Está calvo, fue lo primero que pensé.
Grite por dentro de alegría y un fuerte sentimiento de triunfo, me inundo la existencia. Ver jodido a alguien que te hizo daño en el pasado, se siente como haber encontrado 500 pesos en la bolsa de un pantalón que tenía tiempo no te ponías. Es un triunfo efímero, pero de esos que te componen el día.
Bueno, los estoy leyendo ¡eh¡
No se hagan los buenitos. A todos nos da gusto que la vida nos haga justicia.
En fin, al verlo completamente calvo, yo sentí que la vida ya le había pasado la factura por la cagada que me hizo pasar.
Me dio risa nerviosa y trate de disimular la pena que me daba verlo así. Pero estoy segura que puse cara de: “me das hueva y lástima”
El infame sol de medio día que pegaba a todo lo que daba, le había puesto la piel roja, les juro que parecía que salía vapor de esa calvicie.
Cuando lo vi, parecía uno de esos pobres perros callejeros que buscan la sombra con desesperación; se rascaba con intensidad la grasosa y brillante cabeza.
Me dio asco y como me di cuenta que me reconoció, solté la pinza que sujetaba mi espesa, negra y abundante melena, me agité el peló como si una cámara lenta estuviera capturando el momento. Y sé, que él, lo vivió de ese modo.
Se quedó con la boca abierta, quien sabe si porque tenía mucho que no nos veíamos y sabía que lo que me hizo había roto para siempre el vínculo que él, creía inquebrantable entre nosotros.
O quizá, porque de verdad el movimiento espeso y sedoso de mi melena, lo dejó mudo.
Puso esa cara estúpida. Esa que ponía cada vez que le gustaba alguien y no podía disimularlo. Me volvió a poner de malas y recordé porque todo se había ido a la mierda.
- A ver, decidan, los leo. ¿Delineador azul o rímel azul?
Nos vimos de frente y trató de desviarme la mirada. Pero mi llamativa cabellera y el viento del medio día, hicieron lo suyo y nuevamente, ahí estaba, mirándome con devoción.
No tuvo de otra y tuvo que mostrar los pocos modales de los que presumía y se acercó, con miedo pero, se acercó.
Me dio la mano como se la dan los árbitros y futbolistas antes que empiece un partido de fut; y luego me jaló hacia él, para darme un beso de esos que solía dar, esos que no hacen contacto ni con la mejilla ni con los labios. Un beso al aire, insípido y desapasionado, un beso de esos que en realidad nunca recibes, que más bien, son besos pretexto, para saber si te bañaste.
Esos besos que te acercan a la persona, solo para olerla y que, en lugar de crear proximidad, crean incomodidad.
Me olio tan profundo detrás de la oreja, que sentí que inhaló hasta mis feromonas, e inmediatamente, sentí sucia mi cabellera.
(Por cierto, si no se lavan diario la greña. Les dejo aquí abajo el shampoo en seco, que estoy usando).
Bueno, pues, total que trató de hacerme un cumplido, pero en lugar de eso salió a relucir su envidia, esa de la que años atrás mis amigas ya se habían percatado. En lugar de un hola, me dijo:
- Wow, sí que te ha crecido el cabello.
Mi madre tenía razón, los calvos que no aceptan su calvicie son envidiosos y no soportan tener cerca una melena como la mía.
Platicamos unos minutos, del clima y de los amigos en común, de si habíamos asistido a algún concierto y el recalcó la vez que nos conocimos en un lugar del centro.
Cada vez que nos habíamos encontrado en el pasado, no paraba mencionar aquel primer día en que nos presentaron en un restaurante, lo mencionaba como si hubiera sido el mejor día de nuestras vidas, y no, no lo era, al menos para mí, no lo era, es más yo nunca iba a ese recuerdo a menos que él, lo mencionara.
Me pidió mi número de teléfono y se lo di, también, me pidió que lo desbloqueara de IG, cosa que no hice y no pienso hacer.
Los leo. Mmm… ¿Este collar? lo compre en una tienda vintage, en la condesa hace como 3 años y me encanta. Ya sé, ya sé que me lo ven mucho, pero es que neta, combina con todo.
No sé si era la calvicie que lo hacía ver más ancho y resaltaba sus facciones, o en realidad, estaba más gordo que cuando me dejó, porque sí, cabe señalar que él, me cortó.
No, eso no fue lo que me hizo. O sea, si me cortó, pero esa no fue la razón de mi venganza.
Me da hasta pena contarles. Esperen, me acabo la carita y les doy contexto. Es que estoy segure que me van a dar la razón.
Se veía descuidado, yo diría que hasta un poco sucio. Traía una de las clásicas playeras blancas, sin estampados, una de esas que usan los chicos rockeros, la clásica playera simple muy al estilo Presley, una de esas que, si te gusta el rock y te la pones, te convierte en rockero.
O sea, ¿Han visto ese efecto? La gente que escucha rock, se pone una playera blanca y se le acentúa la rebeldía y los hace ver atrevidos. Si saben cuáles playeras les digo, ¿no? Una de esas playeras normales que compras en el súper en paquete de tres.
Ah bueno, pues, en él, ese tipo de playeras lucían parcas, sin gracia, sin personalidad, era como si él, acabará con lo rockero de la prenda por el solo hecho de habérsela probado.
Además, la tría manchada de cátsup, muy típico de él, porque una de las cosas que sigue haciendo es que desayuna con cátsup, desde que tenía 3 años, si, como bebé, sin picante.
La razón por la que no consumía picante era porque en su familia, no se asumían del todo mexicanos, se creían alemanes. Resulta que el tatarabuelo era alemán y todos ellos creían con fervor que eran 90% alemanes y 10% mexicanos.
Imagínense, amigues
En fin, con la distancia y los años me di cuenta de que yo no cabía en esa familia y que todos ellos además de malinchistas tenían un severo problema de calvicie. Y eso si es una fea herencia. Y, por si fuera poco, tenían problemas con la percepción de la realidad, siempre me trataron como “el amigo” y no cómo el novio.
Me faltaron al respeto en varias ocasiones en las que me cortaron de las fotos familiares, cuando las subían a redes. Cuando íbamos a eventos, fiestas y con otros familiares, me presentaban como un amigo de la familia.
Pa´pronto, su hijo socialmente era completamente hetero y machín, lo peor de todo, es que en comportamiento sí que era machín, era todo un patán y sus padres y hermanos se lo festejaban.
Ya sé, que ven rara esta base, pero confíen en el proceso. Ahorita, cambia de color y verán cómo se funde con mi tono de piel.
NO me di cuenta de las red flags, porque a veces una, no las nota, o se hace la que no las quiere ver. Desde el día uno que empezamos a salir, se la pasó diciéndome que una de las cosas que más le gustaban de mi, era mi cabellera. Y yo, pues, que la cuido mucho, andaba bien soñade con el cumplido.
Me presentó en su casa con sus padres, como “mi amigo Ale” el de la melena que les conté. (Otra red flag, que no vi hasta mucho tiempo después).
Cada vez que iba a su casa, y me sentaba a platicar con sus padres, se ponían raros, imitaban los movimientos de mis manos, agarrándose o atándose cabello imaginario.
A veces, me daban lastima.
La familia entera tenía un amor/odio por mí y mi cabellera. Era obvio, que la única razón por la que Conrado salía conmigo era por mi greña y también esa era la razón por la que a veces no me soportaba.
Cómo hoy hace mucho calor no me voy a aplicar sombras, ya ven que luego como el parpado suda y se hace una plasta, guacala.
Bueno, pues, agárrense que aquí, va el chisme de lo que me hizo.
Que pena contarles.
Pues, resulta que un día de verano me dice que me quede en su casa, cosa que no pasaba mucho.
Él, vivía con sus padres y su hermana, en una casa hermosa en Pedregal, y pocas veces, me invitaba a quedarme, usualmente me llevaba hasta la puerta de mi hogar, y casi siempre nos quedábamos en mi depto.
Dejó de quedarse cuando mi roomie lo cacho en nuestro baño recogiendo los pelos de la regadera y del jabón y guardándolos celosamente en un pañuelo de tela. Esa acción le pareció de lo más freak a mi roomie, que terminó pidiéndome la habitación, que le rentaba. Le rogué muchísimo para que no me corriera, hice muchas cosas como pagar su lavandería y el mantenimiento por tres meses y como pude recuperé mi espacio y le prometí que Conrado no volvería al depto.
Ya se imaginan, seguro por dónde va la onda.
Bueno, pues esa noche, la noche que me quedé en su casa, nos bañamos antes de dormirnos y yo lo dejé cepillarme la cabellera. Se había vuelto un ritual entre nosotros, uno que al principio me parecía un poco raro, pero que con el tiempo comenzó a volverse algo que disfrutaba mucho. Debo confesar que me encantaba la sensación que se me producía en la nuca, cada vez que Conrado pasaba con mucho cuidado el cepillo sobre mi cabellera húmeda.
Luego su mamá me pidió permiso para trenzarme la greña ya que se hubiera secado.
Recuerdo que ese día todo estaba super incomodo.
En la cena, después del baño, su papá entró al espacio del comedor donde cenábamos uvas y gelatina y dijo de manera muy seria y con tono de quien añora mejores tiempos:
- Wow, qué rico. Huele a cabello recién bañado.
Cerro los ojos un momento, como cuando uno saborea un pedazo de postre que lleva mucho tiempo sin probar, luego se dirigió a Conrado y le dijo en voz baja, que le parecía envidiable la noche que iba a pasar junto a una cabellera, tan hermosa, abundante. A mi eso se me hizo rarísimo.
Pero les digo una siempre pasa por alto, las red flags, porque a veces, la necesidad, la soledad y la nula autoestima están bien perras.
En fin, total que nos fuimos a dormir y yo pues, traía las trenzas que la mamá de Conrado me había hecho.
Y mientras dormíamos este cabrón me las cortó. Me dejó con el pelo pegadito a la nuca, ni siquiera me di cuenta.
Se los juro, eso fue lo que me hizo. Por supuesto, que me enojé.
Yo tengo el sueño muy pesado y no me enteré en qué momento sucedió tal atrocidad. Fue hasta la madrugada cuando empancé a sentir frio en la cabeza, me pasé la mano por encima y sentí unos pelitos cortos en la nuca, recorrí con la yema de mis dedos toda mi cabeza y ahí en la oscuridad, pensé que estaba soñando. Pegué un grito que despertó a Conrado y a toda la familia y de repente se prendió la luz de la habitación.
En serio, era una pesadilla. Me acuerdo y me dan ganas de llorar.
Aprecio el papá con una de mis trenzas en mano, seguido de la mamá, quien llevaba la otra trenza al redor del cuello. Me vieron tan descompuesta que comenzaron a llorar y me pedían disculpas, pero al verlos ahí, con mi cabellera en la mano, solo podía pensar en lo falso del momento.
Yo, lloraba desconsolada. Conrado me veía con esa cara estúpida con la que mira cuando no sabe qué hacer, que es muy similar a la que pone cuando no sabe cómo disimular.
Me levanté de la cama y me fui al baño, hasta entonces, dimensioné el nivel de la atrocidad que habían cometido. Me mire al espejo por varios minutos sin reconocer mi reflejo, me tocaba y veía la parte de atrás de la cabeza una y otra vez. Me sentían invadida, abusada y sobre todo mutilada, en algún momento mientras me veía en el espejo, me acordé de mi yo adolescente, se reflejaba un poco ese chico, tímido, sin personalidad, que, la había pasado fatal con el corte de casquete corto.
Seis años de cuidar día a día mi espesa cabellera, me habían sido arrebatados.
Esta familia, era un clan enfermos. Gente obsesionada con las cabelleras, eran el mayor caso de alopecia familiar que jamás, en la vida había visto.
Cuatro generaciones perdiendo cabello antes de los treinta. Una familia de calvos que juntos parecían un cartón de huevo en el mercado, unidos y brillantes, frágiles y desprotegidos.
Eran una familia alopécica, obsesionada con la cabellera del mundo.
En su asa tenían objetos y cosas muy raras referentes al cabello, por ejemplo, en la sala de la casa, en lugar de fotos familiares, había posters enmarcados, de cortes de cabello, de esos que uno ve en las estéticas, había muchos, uno tras otro pegaditos. En la escalera que llevaba a los dormitorios de la casa, había una colección de tijeras para cabello en pequeñas vitrinas. En el baño, había una repisa con una cabeza de unicel a la que le pegó los últimos diez cabellos de la esposa, los cabellos estaban sujetados con cinta adhesiva. Eran diez, yo los conté una vez, la primera vez que la vi, pensé que se trataba de una de esas obras de arte contemporáneo que usan basura u objetos cotidianos. Hasta que en una comida familiar, salió al tema la cabeza de unicel, y me explicaron que no era cualquier objeto, era en realidad ANNE, una especie de Totem, le habían colocado los últimos diez cabellos de su esposa, porque a partir de su calvicie definitiva, había dejado de escuchar su voz interna, a quien llamaba ANNE desde que tuvo conciencia de ella. La ausencia de esa voz o mejor dicho de ANNE en su vida había vuelto a la señora un ser depresivo. Y verla todos los días le daba ánimo para seguir y vivir una vida en público, sin cabello.
Todos tenían comportamientos muy raros y de apego para conmigo. La mamá, por ejemplo: en algunas ocasiones me pedía permiso para lavarme la cabellera, para cepillarla o para hacerme algún peinado. En lugar de darme un beso de bienvenida o despedida, me sujetaban el cabello con ambas manos y lo olían profundamente.
Seguramente, se están preguntando por qué me aguanté tanto, pero, debo confesar que fue porque me sentía sola en ese momento, y la verdad, me encantaba ir a su casa.
La casa de pedregal en la que vivían, la habían heredado de su tatarabuelo, el lugar, era un verdadero ensueño.
El tatarabuelo había sido un ex militar quien, gracias a su alto cargo en la milicia de nuestro país, había logrado tener propiedades en casi todos los estados de la república mexicana. Dicen, que incluso tenían propiedades en Berlín, mismas que sus herederos no habían podido reclamar.
Por cuatro generaciones, habían intentado sin éxito conseguir la doble nacionalidad. La falta de papeles originales del tatarabuelo originó un problema severo a la hora de reclamar las propiedades, y por otro lado, nunca consiguieron el reconocimiento del apellido, por de parte del gobierno alemán.
Una de las cosas más lindas que tenían en ese espacio era un jardín en el que habían conservado la tradición de tener un criadero de mariposas; al que solo podía pasar la familia. Solían comer en ese jardín unas cinco veces a la semana. Yo logré entrar a ese paraíso, después de tres años de relación con Conrado.
Aunque el lugar se veía como un cuento de hadas, en fotografías, en vivo, era un lugar un poco siniestro.
No sé, si ustedes han ido a santuarios de mariposas, pero las mariposas desprenden un olor medio fétido. Es imperceptible cuando hay pocas, pero penetrante cuando supera los cientos. Las mariposas huelen a flores podridas; a putrefacción viva. No sé bien, cómo explicarles, pero huelen a eso que huelen las flores de los funerales.
¿Han notado que las flores blancas que llevan a los funerales tienden a ser flores con mucho aroma? Esto no me lo crean mucho, pero según recuerdo, no sé bien si lo vi en un tiktok o lo leí en un post de IG pero que, en la antigüedad, se supone que se llevaban flores a los funerales porque estas tapaban el olor a muerto, por eso la costumbre de las flores en los funerales. Bueno, pues las mariposas huelen a eso, a flores de funeral a punto de morir.
El punto es que, ese día, el día que me cortaron las trenzas, yo entre al baño, y les digo que todo parecía una pesadilla porque ANNE tenía más pelo, estoy segura de que era mío.
Malditos enfermos, pensé.
Me lavé la cara super bien, para despertarme. Me sequé las lágrimas y juré que me vengaría de los enfermos alopécicos. Salí del baño sin lágrimas y con la voz muy firme los abrace y les dije que comprendía lo que estaba pasando y que el cabello crece que el mío volvería a crecer sin duda.
La mamá me pidió permiso para hacerse una peluca con mi cabellera que era bastante larga. Yo tenía un nudo en la garganta, pero les dije que estaba bien.
Aunque dejé de ir a su casa por un par de meses y de ver a Conrado tan seguido, todas las noches pensaba en cómo me iba a vengar de los alopécicos, quienes para ese entonces ya contaban con todo el odio y desprecio de mi familia y amigos. Así que, una mañana mientras regaba mis plantas, se me acercó una mariposa.
Ya sé que aquí es donde se van a desconectar varios y varias, pero la neta, a mí, las mariposas me dan asco, los considero gusanos voladores.
Por otro lado, me recuerdan a una chica cursi de la secundaria que se hacía llamar “Japón” porque tenía los ojos rasgados. está chica, se la pasaba diciendo cosas sobre cómo uno se arrastra y se arrastra por la vida; como si fuera un miserable gusano y hay un momento en que se vuelve una mariposa, pero que por la condición con la que se desarrolla no puede ver su belleza.
Una cosa así, el caso es que, ella decía que todas pasábamos de gusanos a gusanos voladores, o sea a mariposas y a mí las mariposas, la neta, no me caen bien.
Ya sé. No me odien, no me funen, nomás, no me gustan, me dan cringe y no las soporto.
Y pues, con la visita de este insecto volador. Si son insectos, ¿no? Pues, con la visita de este animalito, se me prendió el foco, y le llamé a mi amigo Santi gran diseñador e ilustrador quien trabaja para la cerveza corona, haciendo los diseños que vienen en las latas de cerveza, un picudo del diseño.
Le conté la historia de lo que me había pasado con los alopécicos y que mi idea para vengarme de esa familia.
Santi me cobró una buena lana por diseñar las páginas de una
“revista científica” de mucho renombre ya saben algo así como la National geographic o esas que los alopécicos respetaban, pero no leían.
Les llevé las páginas en físico para que ellos mismos las leyeran. Les dije que había encontrado el artículo en una revista, en la sala de espera de mi dentista, y que como no me quisieron prestar las revista, me metí al baño y corté las páginas para poder compartir con ellos, aquel artículo que me había impactado mucho. El encabezado decía:
NO TE ESTÁS QUEDANDO CALVO, SON LAS MARIPOSAS QUE ODIAN TU CABELLERA.
“Un estudio de numerosas universidades del mundo, demuestra que la calvicie y la alopecia están totalmente vinculadas con el fino polillo que desprenden las alas de las mariposas”. Si estás en contacto con mariposas, puede que estes perdiendo cabellera.
Los alopécicos se volvieron locos. Por varias décadas habían conservado y preservado el santuario de mariposas.
El santuario había sido un signo de transformación en su familia, porque según ellos, las mariposas habían viajado con el tatarabuelo desde Berlín a México. No podían creer lo que leían, pero se tragaron completo el engaño.
Lloraron desconsolados en la mesa de la cocina, que, por cierto, tenía un mantel de tela con mariposas bordadas.
Me daba culpa verlos tan afectados.
Pero luego recordaba lo que me hicieron, lo enfermos que estaban y lo desgraciados que eran y se me pasaba.
Los alopécicos, no investigaban nada y fuera de averiguar más el supuesto artículo, la mamá le sacó copias y las repartió a los familiares más grandes, los que no usan redes sociales. Tomó fotografías y comenzó a subirlo a las redes, pronto sus familiares y amigos, comenzaron a decir lo obvio, que eran calvos por el polvo de mariposa al que por generaciones se habían expuesto.
Desarrollaron la teoría de una alteración genética que según ellos habían heredado. Se inventaron visitas a especialistas inexistentes, cada vez que los cuestionaban en los comentarios de redes sociales.
Y comenzaron a deshacerse de la decoración de mariposas que prevalecía en la casa. Mandaron a diseñar un nuevo escudo familiar en que fue quitada la imagen de la mariposa. Obvio, que esa chamba se la dieron a Santi, mi amigo.
Para el verano, y luego de un gran consenso familiar, decidieron llamar a un grupo de fumigadores, quienes vinieron con sus trajes tipo astronauta a acabar con el criadero de mariposas y con el jardín, estaban convencidos que hasta las flores estaban contaminadas del polvillo de alas de la mariposa.
Decidieron construir un terrario. Colaron con cemento una placa grande sobre la que esparcieron graba roja, colocaron plantas del desierto, el lugar, ahora sería el reinado de las arañas.
La culminación de mi venganza sucedió, una mañana de verano, cuando más mariposas había en el lugar.
Salimos al jardín a ver tremendo espectáculo.
Yo iba con una gorra de los diablos rojos y debajo llevaba un gorro de baño, por si volaba polvo de mariposa. Para esas alturas, hasta yo creía lo de las hojas de revista.
Ellos iban vestidos de pies a cabeza con trajes de fumigadores.
Llegaron los exterminadores de plagas y en menos de 30 minutos acabaron con un santuario de décadas. Los vi llorar, pero también, los vi descansar.
Pasar de ser los obsesionados con el cabello a entender porque no tenían.
Creo que hasta les hice un favor.
Por supuesto, que no. Ni fue mucho. A ver, los estoy leyendo y a ustedes les parece mucho lo que hice. Si escucharon lo que me hicieron, ¿no?. Conrado y su familia estaban bien obsesionados con mi greña. A mí no me parece exagerado.
Bueno, yo solo les estaba contando una cosa que me pasó. En mi defensa, pues, estaba bien morra, me confese y ustedes ahora, me están atacando. No se confundan. ¿la biosfera? ay, claro que no. ¿Cuáles polinizadores? Que yo maté polinizadores.
Yo solo les compartía un poco. Por favor, no se hagan los buenitos. Estoy segura de que ustedes hubieran hecho cosas peores.
A ver, ¿qué hubieran hecho ustedes?
Bueno, ya, ni hablar. Claro que no, no soy mala persona.
Denuncien este live o hagan lo que quieran.
Porque saben qué, ni voy a ir a ver a Conrado.
Me dan flojera ustedes y él.
Como veo que ustedes ni distinguen quien realmente es el problema. bye
@ABUNDANTE.NEGRA.MELENA dejó de transmitir.