El hombre, nueva novela de Guillermo Arriaga 

Por Margot Cortázar 

Soy una perra con suerte

Tengo miedo de no llegar a tiempo. Faltan 30 minutos para que empiece la presentación del nuevo libro de Guillermo Arriaga en el Museo de Antropología. Sigo estancada en Reforma. El chavo del Uber me deja en el Monolito de Tláloc. Chale, ahí no hay manera de entrar al museo.

Atrás del monolito hay unas jardineras. En las jardineras veo un perro callejero color café. Lo veo con detalle y noto que es una perrita, parece que esta en lactancia, se ve flaca, hambrienta y tranquila, está buscando comida. Nos vemos de frente, el sol que se está yendo genera una atmósfera tipo western. Es una escena perfecta para un duelo. La perrita baja las patas y queda con el pecho pegado al pasto, yo saco de mi bolsa unas galletas saladas. Ójala que le gusten, son seis, seguro que se las come. 

Camino hacia ella y se incorpora, las pongo en medio de las dos. Ella se acerca a las galletas, se las come de un solo bocado. Me ve con sus ojitos llorositos y ya no quiero entrar a la presentación me la quiero llevar. La perra tiene dueño porque trae un collar azul. Me quiero acercar pero el carraspeo de garganta de un hombre que anda por ahí con un carrito de basura en el que lleva cartón, me quita las buenas intenciones. Ella y yo nos quedamos pasmadas, sonrió y nos vemos a los ojos, le hago una sonrisa forzada al hombre quien me tuerce la boca. Me ignora con un desprecio que me saca del momento romántico que vivía con la perrita. 

El hombre detiene el tambo con ruedas que hace de cochecito de basura, y grita:

– ”pastel” 

La perra se pone alerta y contenta. 

Se llama, pastel. 

Me da mucha ternura, viendola bien, su pelaje si parcee la cubierta perfecta de un pastel. El hombre se dirige a mi con la mirada pero en voz a “pastel” ahora, le dice “pastelita”. 

Pastelita hace movimientos como si se me fuera a aventar, pero esta jugando. Se sube a un cubo de concreto y me mira fijamente. La sigo. 

El hombre me sigue, deja el carrito/ tambo y por un momento me da miedo. Le sonrío para asegurarme que no estamos siendo enemigos, él, huele mi desesperción. Me ignora.

La perra se da la vuelta, voltea a verme, me mueve la cola y me  muestra un camino por la jardinera, me lleva hasta un cubo de concreto que cubre los cables de luz que dan vida a las luminarias de afuera del musoe. Piso insegura la reja verde y oxidada que cubre los cables, pongo mi bolsa de mano en el filo de la jardinera de concreto y doy una zancada que me da un tiron en la ingle. No hay pedo, lo pago, es Guillermo Arriga, pienso.

 No hay ni un alma en el atrio del museo. Los polis de la entrada me preguntan a dónde voy. Les digo de broma pero con carita seria, que soy invitada oficial a la presentación. Me dejan pasar, no me preguntan más. Detrás mio un grupo de chavos llegan hasta la puerta coriendo y sudando, los polis les ponen trabas. Mientras me adentro al museo, escucho las suplicas para entrar, me da pena por ellos. Penso en que que yo si entré, y que usualmete estoy en el lugar y tiempo correcto. Soy como diría un ex novio “consentida del unierso”. 

  El auditorio está a reventar. Entro y nadie me nota. La hermosa invisilidad de ser morena me coloca como un fantasma color café, como pastelita en la posición más favorabale para ese momento. Un fantasma al que todos los presentes ignoran. Encuentro un lugar casi hasta adelante. Solo tengo que caminar con seguridad hasta ese espacio.

 Me siento culpable porque no me formé horas como el resto, como los que ya no dejarón pasar. Me da emoción ver a tanta gente y a tantos conocidos y sobre todo a Guillermo Arriaga. Me siento en silencio. Me pongo el traje de bajo perfil que manejo muy bien desde la infacia, ese traje que en casa y en tono de burla denominamos “hacerte la morena”. Me hago la morena, la invisible, la equis, la silenciosa.

Saco el celular y veo que tengo poca pila, volteo a la pared y ahí hay un conector. ¡Que suerte¡ soy una perra con suerte. Siempre lo he sido. E inmediatamnete, pienso en pastelita. 

Pienso en mis hermanos y le escribo a mi hermana, la mayor, un whats: 

-¿Qué tranza Octavio, ya supiste del desmadre que armó tu perro? 

Mi hermana:

-Sí, ya me enteré 

yo:

-Y cómo la ves? 

Mi hermana:

-Pues, bien, no? Chido 

Eso nos decimos en mi casa desde año 2000 cada vez que alguien tiene noticias importantes que dar, sean buenas o malas.

Le cuento de la asaña de pastelita y que me hice la morena. Se rie conmigo. Me dice ojala, que lo pueds saludar. Me cuentas.  

¿Guillermo Arriaga será consciente de la influencia que tiene en mi vida? No, claro no. Y seguro ni le importa o quizá, si.

La presentación comienza con un gran video de la interpretación de Santiago Arriaga ( hijo de Guillermo) sobre el libro. Algo bastante impactante. Guillermo Arriaga, le da credito y nos presenta a su hijo como cuando los papás te presentaban con amigos que tenía tiempo no veían. 

Guillermo Arriaga Comparte:

«Gracias, pues bueno. Estoy muy conmovido del corazón y quiero que sepan que un libro no es un trabajo que hace uno solo, es un trabajo de equipo.  Para empezar Mayra, mi editora: muchas gracias Mayra. Andrés Ramírez me dicen que está aquí, gracias a Gabriela Muñoz».

«Y Mago, que es la diseñadora de esta portada. Entonces yo cuando hablo de mi libros, no hablo en mi nombre, hablo en nombre de las 150 personas que tienen que ver. Déjenme la luz prendida para ver a la gente por favor, si no les importa. Muchas gracias». 

«Hablo en nombre de 150 personas que han hecho posible este libro, cuando un autor me dice no yo no promuevo y no seas mamón, hay chóferes, almacenistas, libreros, hay mucha gente que se parte el lomo porque este libro se haga entonces, no hablas, no es la editorial, es tu gente entonces, yo siempre  he dicho y a Mayra le consta, siempre he dicho es nuestro libro».

«Quiero agradecer a Valentina Trava y a Ligiua Urroz por su  trabajo y que estén aquí, no solamente están aquí como presentadoras sino que me ayudaron con el manuscrito».

Una de las cosas mas hermosas de la presentación fue saber y conocer la cara de algunos perosanjes. Guillermo nos soltó dos que tres nombres de perosonas que fueron inspiración para perosnajes de este libro. A algunos los ubico, han sido is profesores y creo que todos los mensionados gozan perosanlidades muy peculiares. 

Solo alguien como Guillermo puede leer esa peculiaridad en los demás, incluso si la persona no puede verlo de si misma. Por eso sus personajes son tan reales y cercanos. 

Guillermo se ve contento. 

En algún momento deja pasar a todos los que dejarón afuera y mi corazón y mi culpa se sienten más alivianados. Sin querer, me acaba de arreglar la tarde. Esas cosas me pesan y él, las hizo fluir. 

Guillermo me conmueve a mi, rodeado de sus hijos y sus amigos y de toda esa gente que lo queremos, se ve feliz. Dice que estaba nervioso por la presentación, yo pensaría que alguien con sus credenciales no se pone nervioso.

 Fue amable hasta la medula. Lo colocó en la categoria de dominador de bestias, fue calido con todos quienes fuimos a verlo. Si se analiza y peinsa a fono el acto de hacer fila para ver a alguien, suena hasta aterrador y puedo entender el nervisismo que decía tener al iniciar la presentación.

Admiro profundamente la capacidad de creación de Arriaga, la manera en la que ve el mundo y la forma tan deliciosa en la que cuenta historias. Haber disfrutado con él, este momento de la presnetación de su libro me puso feliz y sobre todo me dejó la sensación de pertenencia. 

 Yo no llevaba nada para que me firmara pero, como soy una perra con suerte, alguien me regalo un libro. Sí, me lo regalaron y se los agradezco infinitamnete, fui la última en la fila hasta que un par de chavos, decidieron que era mejor ser los últimos para que pudieran charlar con el autor. Se salieron de sus lugares y me dejaron en el penultimo turno. 

Ya era muy noche y el seguia sonriendo para cada foto y para cada firma, hizo una maratonica firma de libros, yo calculo que unas 300 personas estrecahron su mano esa noche. Admiro profundamente su capacidad de agradecimento y su amabilidad. 

Miro y aprendo. La lección que me llevé esa noche fue el agradecimiento. Arriaga, siempre me da lecciones a través del cine, de los libros o incluso a través de X (la red social). Si algo aprendí ese día fue a ser más amable con los que me quieren y a pasar tiempo con las personas que quieran pasarla conmigo; como hizo él, que pasó muchas horas con quienes lo buscan, lo quieren, lo siguen y con quienes quieren adentrarse en su vasto universo.

 Me encantaría hablar más sobre el libro pero quedé fascinada con el pedazo de ser humano que es Arriaga. Quizá, para poder ver completa la presentación, es mejor buscar el video en LA LANGOSTA LITERARIA de Random House. O mejor aún, leer EL HOMBRE prometedora histria que en un principio estaba pensada como película y que terminó siendo la nueva joya literaria con la Guillermo Arriaga vuelve a acercarse a nuestros corazones.