Por Ana Gómez Calzada / Diputada local de Aguascalientes
Este domingo 1 de junio de 2025, México marcará un antes y un después en su historia democrática. Por primera vez, la ciudadanía tendrá la oportunidad de elegir directamente a quienes integrarán el Poder Judicial de la Federación y del Poder Judicial Estatal.
Sin duda, esto representa un paso audaz que busca erradicar antiguos mecanismos de designación y, en su lugar, cimentar una justicia robusta, transparente y participativa. Esta innovación no solo responde a demandas históricas de rendición de cuentas, sino que también abre la puerta a una verdadera transformación en la administración de la justicia.
La justicia para todas y todos
Durante décadas, las y los altos funcionarios judiciales, como jueces, magistrados y ministros, fueron designados a través de procesos internos y cerrados. Este método, heredado de modelos tradicionales, generó cuestionamientos en torno a la imparcialidad, permitiendo sin querer la infiltración de influencias políticas y de otros poderes.
La implementación de una elección democrática representa una respuesta vital para garantizar que el Poder Judicial se rija por los principios del mérito y la autonomía, alejándose de prácticas que en el pasado socavaron su credibilidad.
El proceso electoral en el ámbito judicial inaugura una era de transparencia sin precedentes. Las y los ciudadanos tienen ahora la posibilidad de conocer de manera detallada la trayectoria, las propuestas y la experiencia profesional de cada persona candidata.
El acceso a este tipo de información no solo enriquece el debate público, sino que también fortalece la rendición de cuentas de las y los funcionarios elegidos, quienes deberán responder directamente al pueblo que los eligió.
Además, el mecanismo electoral impulsa una supervisión constante que fomenta la ética y la integridad en cada sentencia y decisión. Con un sistema donde la ciudadanía actúa como vigilante activa, se espera un impacto positivo en la percepción social de la justicia, consolidando la credibilidad y rescatando la confianza en las instituciones
El voto de la ciudadanía
El ejercicio del voto en este contexto no es simplemente una formalidad; es un acto de compromiso que trasciende lo administrativo para transformar verdaderamente la vida pública. Cada sufragio emitido es una declaración de principios, un llamado a la renovación de una justicia que históricamente ha operado tras bastidores alejados del escrutinio popular.
Con la participación activa del electorado, este proceso se convierte en un poderoso mecanismo de control social, donde la ciudadanía, mediante su elección, se hace garante de la independencia judicial. No se trata de inclinarse por un candidato específico, sino de sostener una visión colectiva que exige claridad, ética y competencia en cada decisión judicial.
La reforma electoral transforma el método de selección del Poder Judicial es mucho más que un ajuste técnico; es el reflejo de una sociedad que no teme repensar sus estructuras para forjar un futuro más justo y equitativo.
Este proceso histórico es, en esencia, un llamado a la acción. Es la invitación para que cada mexicana y mexicano participe activamente en la formación de un sistema judicial que respete y proteja los derechos humanos, que se adapte a los retos del presente sin perder de vista las aspiraciones del futuro. La transformación del Poder Judicial será el legado de una nación que, a través del voto, eligió la integridad y la justicia por encima de todo.
La responsabilidad de cada voto
El 1 de junio de 2025 no solo se celebra una elección; se forja el compromiso con un Estado más democrático, en el que la justicia se construye día a día gracias a la participación y el fervor cívico de su gente. Con cada boleta depositada, se envía un mensaje claro de que la sociedad exige una administración judicial que se base en el mérito, en la ética y en una representación genuina de los principios colectivos.
Es el momento de unirnos para que la transformación sea posible. El acto de votar se convierte en un emblema de esperanza, una herramienta poderosa que nos convoca a construir, juntas y juntos, una justicia que nos proteja a todos y que refleje la diversidad y fortaleza de nuestro México.
El futuro de la justicia está en nuestras manos, y la transformación del Poder Judicial es tan permanente como el compromiso de la ciudadanía. Este proceso histórico abre una senda hacia la modernización y la equidad, desafiándonos a todos a ser agentes activos del cambio y a celebrar con convicción el inicio de una nueva era en el ámbito judicial. Juntos hagamos historia y apostemos por un México donde la justicia sea el reflejo de la voluntad y la voz de su pueblo.