La Cuarta Transformación, encabezada a nivel nacional por el movimiento de Morena, ha logrado avances significativos en varias regiones del país. Sin embargo, Guanajuato —históricamente gobernado por el PAN— sigue siendo uno de los bastiones más resistentes al cambio político. Esto plantea una pregunta clave: ¿es posible que la Cuarta Transformación llegue finalmente a Guanajuato?
Durante más de tres décadas, el PAN ha mantenido un control casi absoluto en el estado. Este dominio ha consolidado estructuras firmes en las instituciones públicas y una extensa red de influencia en los municipios. No obstante, los cambios demográficos, el desgaste del ejercicio del poder y las crecientes demandas ciudadanas han abierto una brecha por la que otros proyectos políticos podrían avanzar.
Los retos del panismo en Guanajuato
El principal desafío del PAN es lidiar con el desgaste natural del poder. Escándalos de corrupción, una creciente inseguridad y la falta de resultados tangibles en sectores clave han generado un descontento palpable. Además, la escasa renovación de liderazgos y el distanciamiento con la base social han debilitado su vínculo con la ciudadanía.
Otro reto importante es el avance de Morena y sus aliados, que han sabido conectar con sectores históricamente ignorados. El discurso de transformación y justicia social resuena con fuerza en zonas donde el desarrollo ha sido desigual o simplemente inexistente.
¿Puede llegar la 4T a Guanajuato?
Aunque el PAN aún conserva una estructura fuerte, la posibilidad de que la Cuarta Transformación penetre en Guanajuato no es descabellada. Todo dependerá de la capacidad de Morena para construir alianzas reales con la sociedad civil, presentar candidaturas legítimas y propuestas claras, y conectar con los problemas cotidianos de la población.
Guanajuato no es una isla política. Las demandas sociales, los movimientos juveniles y el hartazgo ante las mismas prácticas de siempre han creado un nuevo escenario. Si la 4T logra articular un proyecto estatal con visión, sensibilidad y compromiso, podría romper con décadas de hegemonía panista.
El 2024 marcó un punto de inflexión en muchas regiones del país. El 2027 —y los años por venir— podrían ser el turno de Guanajuato. La pregunta ya no es si la Cuarta Transformación puede llegar, sino cuándo y cómo. El reto está sobre la mesa: para unos, conservar el poder; para otros, conquistar el corazón de un estado históricamente azul.